Casa Xitla está ubicada en las faldas del Ajusco, muy cerca del Xitle, volcán de fuego que en los comienzos de nuestra Era hizo erupción y a quien debemos toda la piedra del sur de la Ciudad de México. Xitle viene de xictli, “ombliguito” en náhuatl, y es por eso que estamos en terreno sagrado, porque nos encontramos en el ombligo de este hermoso valle, un valle lacustre lleno de vida desde épocas remotas.

Nuestros meridianos son el fuego de la tierra, por un lado, y las ramas de los árboles que rozan el cielo, por el otro. En este territorio nos comportamos con la misma norma que aprendimos de otros, “otros sin nombre”, aunque algunos dicen que fue Marcuse, Cortázar, el Che, los jóvenes de Mayo del 68 en Francia: “Seamos realistas, pidamos lo imposible”. Esa es nuestra labor, con los pies en la tierra, sabiendo que la historia tiene un sentido y que nos perfeccionamos en ese proceso, queremos hacer nacer el día en que, como lo dijo Salvador Allende: “se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor”. Una sociedad que permita la auto-creación de las personas, cada una de sí misma, por sí misma, desde sí misma…

Casa Xitla surge como idea naciente en 2009 de un grupo de personas que sueña con esos hombres libres construyendo una sociedad mejor, una sociedad que viva de acuerdo a reglas básicas de respeto a los derechos del otro y respeto a la madre tierra, gestándose a sí misma. Hay reglas elementales que no necesitan justificación y hay voces por todos los caminos que claman por el respeto y la vigencia de esas leyes. Estos son nuestros cimientos y de allí queremos partir para formarnos como personas en constante auto-creación: recuperación, redescubrimiento, regeneración, reinvención…